Cuantas veces has tenido delante
de ti a un amigo o amiga que es muy brillante, tiene muchísimos conocimientos
pero no es capaz de transmitirlos o no consigue tener éxito en el trabajo. Es
algo relativamente normal en nuestra sociedad, el que la gente se prepare de
manera técnica para un trabajo, pero se olvide de lo más importante: EL.
Trabajar hoy día implica
interactuar con personas de tu empresa, clientes, proveedores, administración
pública y hasta con tu pareja para hacer que tu vida laboral se pueda
compaginar con la vida familiar. La parte técnica te soluciona el 90% de tu
trabajo cuando empiezas a trabajar y este porcentaje va disminuyendo según van
incrementándose tus atribuciones y responsabilidades, llegando en poco tiempo a
menos del 20%, por lo que todo lo que has estudiado tan sólo te vale para tener
buenos cimientos, el resto lo aportas tu.
Las cosas se complican cuando
tienes a gente a tu cargo, ya que cada uno somos de nuestro padre y nuestra
madre y has de saber que no va a llover a gusto de todos. También has de
entender que se busca crecer como persona y profesional, y eso no lo lograrás
jamás si tu equipo no crece contigo.
Toda persona debe conocerse a sí
mismo, saber sus puntos fuertes y debilidades, saber cuáles son las actitudes
que mejor desempeña y una vez que se conoce, rodearse del personal que mejor le
complemente, haciendo con ello que su equipo le mejore y viceversa. Del mismo
modo, todo equipo debe crecer y la comunicación es clave en este proceso.
La buena comunicación no te va a
eximir de errores o problemas dentro y fuera del equipo, pero si hará que
tengas la información y los medios necesarios para afrontarlos.
Por todo ello, la comunicación y el conocernos a nosotros mismos, es tan o más importante como tener una buena preparación o formación técnica.
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